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La estrategia del pesimista

La estrategia del pesimista

Mucha gente pensará que por ser pesimista me concentro en el peor y espero que todo de malo suceda. Eso no es verdad. Solo preveo las posibilidades negativas y tengo mis precauciones. Hacerlo me permite mantener los pies bien firmes en el suelo y me da confianza para seguir en frente.

por Josué Ramos   |   comentarios 0
martes, febrero 23 2016

Antiguamente, creía que todo lo que estaba viviendo era una fase negativa y que en el futuro todo iría mejorar. ¡El optimismo adolescente! Estudié, trabajé y me concentré es mis sueños. Acepté consejos. Hice lo que me han dicho. Mantuve el optimismo y esperé lo mejor, tanto de la vida como de la gente. Y el futuro llegó... perdí gente que amaba, vi mis sueños reducidos a polvo, vi partir a los pilares de mi vida y un día como cualquier otro, alguien abrió mi pecho y sacó mi corazón con sus manos. No era lo que había esperado de los que amaba, pero fue lo que sucedió. Fue parar al fondo de un pozo sin nadie que me tirara una cuerda.

Mucha gente me diría que lo que debería hacer en esta situación sería creer en mí mismo partir para otra. Lo que pasa es que para creer en uno mismo no basta el pensamiento optimista. Implica confianza. Mucha gente confunde confianza con optimismo, pero la confianza nasce del trabajo y de un aprendizaje duro. Es algo que puede desarrollarse y no un pensamiento. Tenemos de trabajar para conseguirlo, solo así podremos acreditar en nosotros mismos.

El pesimismo hace los hombres cautelosos, mientras el optimismo los hace imprudentes.

Confucio.

Confucio

¿Qué hace un pesimista diferente de un optimista? Quizás el hecho de que no solo sabe lo que puede correr mal, sino lo que podrá hacer para resolverlo.

Como en todo en la vida, el optimismo no es útil en las apuestas.

Mi trabajo como apostador consiste en prever todas las posibilidades de un evento y calcular los respectivos porcentajes. Pero esto no pasa de una previsión y no la realidad, por lo que lo más importante es prever el riesgo.

Esto es, ¿cuáles son los riesgos asociados a una determinada posibilidad? ¿Cuáles son las variables? ¿Qué podrá correr mal? Acordaos de la ley de Murphy.

Conocer a los riesgos asociados a una apuesta es fundamental. Solo así podremos calcular si es de valor apostar o "dropar", como diría mi gran amigo Victor Vaz.

Un buen apostador lo es no por apuestas que gana o pierde, sino por las apuestas sin valor que no hace. Hay un significado oculto en esta frase, pero que es fundamental: debes saber cuando no apostar.

Cuando hago una apuesta, no estoy concentrado en saber si ganaré la apuesta o no, ya que desde mi punto de vista todas las apuestas son perdidas hasta que se confirme que son ganadoras.

Así que no hay estrategias certeras, esto es, ninguna apuesta es ganadora antes de lo ser. Por mayor que sea la probabilidad, no hay garantías de que vamos a ganar la apuesta. Los que tienen demasiadas certezas en la vida no pasa de un idiota en las apuestas, ya que nuestras conclusiones están en constante evolución.

La estrategia del pesimista consiste en:

  • Saber calcular los riesgos de cada posibilidad, para decidir si el valor de la cuota es favorable a que se haga la apuesta, por comparación con el riesgo;
  • Además, es necesario calcular el impacto de una elección a largo plazo, para saber cuando no es de valor hacer una apuesta.
  • También es necesario tener a una estrategia definida para cuando todo va mal, ya que cuando todo va mal necesitas tener una estrategia para recuperar del periodo negativo.
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¿Eres como un payazo en la cuerda floja, equilibrando lucros y pérdidas con una vara, rezando para llegar al otro lado sin caer? ¿O eres más bien como un "Philippe Petit"?

¡Confianza amigo!

Si me preguntaran si tendré lucro en una temporada, diré con convicción que sí. Esto no es optimismo, sino confianza. Soy confiante porque he trabajado mucho y me he dedicado, no debido a pensamientos positivos y oración. Soy un hombre carente de fe, pero lleno de confianza en mi trabajo.

Él ejemplo más fácil de entender que os puedo dar es el siguiente:

  • Imaginad un enfrentamiento entre el actual líder de una competición, en casa, en las últims jornadas. El equipo de la casa naturalmente es el favorito. Ambos equipos llegan al partido en su máxima fuerza. El punto fuerte del equipo líder es el juego aéreo ofensivo y su punto más débil es en las jugadas aéreas defensivas. Ya el último clasificado es fuerte en las jugadas aéreas ofensivas, suele controlar la posesión del balón y dispone de jugadores de elevada estatura, mientras sus puntos débiles son la dificultad de atacar y la lentitud de su defensa. ¿Qué podría correr mal para el equipo de la casa en un partido como este?
  • ¡Muchas cosas! Además, cuando un equipo es claramente superior al otro, las cuotas suelen ser muy bajas. Puede ser un error apostar en la diferencia de goles de un handicap cuando el punto fuerte de un equipo es precisamente el punto débil del oponente, el que además llega al partido desesperado por puntos: nunca es buenos menospreciar la desesperanza.
  • La cuota a favor del líder estaría seguramente demasiado baja, por lo que sería una cuota sin valor y un handicap negativo tendría riesgos demasiado altos para el valor de la cuota.

Acordaos siempre de los fairs. La cuota debe ser superior al valor justo para que sea de valor apostar.

Mucha gente podrá pensar que por ser pesimista me concentro en lo peor y espero siempre que algo de malo suceda. ¡Esto no es verdad! Solo preveo las posibilidades negativas y me preparo para ellas. Al hacerlo puedo tener mis pies firmes en el suelo, por lo que tengo la confianza de que necesito para seguir en frente.

Como conclusión, creo que tanto en la vida como en las inversiones es necesario tener los pies firmes en el suelo, ya que no podemos volar para siempre. Más pronto o más temprano es necesario aterrizar. Por lo que conozco de las leyes de la física, eso significa caer, por lo que debemos prepararnos para el aterrizaje.

Espero que os haya gustado el artículo. ¡Un gran abrazo para todos!